Me volvía, sin dejar de mirar por la ventana, hacia el pasado, y en la lontananza me veía hablando con Juan Laguna de la idea del tiempo repetitivo. Recordaba que a Nietzsche le asaltó esa idea y ...acuñó ese concepto en el curso de uno de sus cotidianos, larguísimos paseos por los bosques cercanos a Sils-Maria, en la Alta Engadina, en Suiza. Él sostenía que los únicos pensamientos válidos son los pensamientos caminados. Por un prurito tardorromántico, supongo que los pensamientos sentados, los pensamientos de gabinete, le parecían artificiosos por estar desconectados y aislados de la realidad física del mundo. Durante una de esas caminatas, pues, el pensamiento abismal vino a él como las diosas terribles de la antigüedad se aparecían a los héroes en los caminos.
Humboldt fue también, o además, o en primer lugar, un escritor. En sus libros de viajes hay siempre reflexiones sobre cómo escribir. Intercaladas, diluidas entre árboles selváticos abigarrados de ...epífitas, ríos y cascadas, se encuentran pepitas de oro que son párrafos enteros dedicados a plantearse a sí mismo y exponer ante sus lectores la manera en que se debía escribir sobre la complejidad de la selva--el modo en que él mismo lo hacía--para resultar eficaz. Humboldt no reunió estas observaciones en un texto independiente, sino que las dejó dispersas, tal y como en apariencia habían surgido en algunas de sus obras: piezas de una teoría de la escritura de viajes, de la naturaleza y del paisaje de la Amazonía que él retrató.