Indagación del choteo fue inicialmente una conferencia pronunciada por Jorge Mañach en 1928. En la revisión de 1955 el autor afirma que «en gran medida el choteo es un vestigio del pasado».Sin ...embargo, basta una lectura minuciosa de Indagación del choteo para constatar que el choteo es aún en nuestros días un rasgo de la psicología social de Cuba. En palabras de Mañach:«Si le pedimos, pues, al cubano medio, al cubano «de la calle», que nos diga lo que entiende por choteo, nos dará una versión simplista, pero que se acerca bastante a ser una definición porque implica lógicamente todo lo que de hecho hallamos contenido en las manifestaciones más típicas del fenómeno. El choteo --nos dirá-- consiste en «no tomar nada en serio». Podemos apurar todavía un poco más la averiguación, y nos aclarará --con una frase que no suele expresarse ante señoras, pero que yo os pido venia para mencionar lo menos posible-- nos aclarará que el choteo consiste en «tirarlo todo a relajo».»Indagación del choteo no se queda en esta mera definición del término, va mucho más allá y escarba en la conciencia colectiva de la nación cubana y en sus elementos fundacionales.
Indagación del choteo fue inicialmente una conferencia pronunciada por Mañach en 1928. En la revisión de 1955 el autor afirma que en gran medida el choteo es un vestigio del pasado. Sin embargo, ...basta una lectura minuciosa de Indagación del choteo para constatar que el choteo es aún en nuestros días un rasgo de la psicología social de Cuba. En palabras de Mañach: Si le pedimos, pues, al cubano medio, al cubano de la calle que nos diga lo que entiende por choteo, nos dará una versión simplista, pero que se acerca bastante a ser una definición porque implica lógicamente todo lo que de hecho hallamos contenido en las manifestaciones más típicas del fenómeno. El choteo nos dirá consiste en no tomar nada en serio. Podemos apurar todavía un poco más la averiguación, y nos aclarará con una frase que no suele expresarse ante señoras, pero que yo os pido venia para mencionar lo menos posible nos aclarará que el choteo consiste en tirarlo todo a relajo. Indagación del choteo no se queda en esta mera definición del término, va mucho más allá y escarba en la conciencia colectiva de la nación cubana y en sus elementos fundacionales.
Jorge Mañach siempre dejó constancia del gran cariño que sentía por Sagua la Grande, su ciudad natal. La rebautizó como Sagua la Máxima, y en una de sus impagables glosas la describió como "una villa ...pulcra y luminosa, limpia y clara". Sin embargo, fue La Habana la ciudad de la cual más escribió, pues fue allí donde residió por más tiempo. Su primer acto de amor a nuestra capital fue Estampas de San Cristóbal (Editorial Minerva, 1926, 283 páginas), donde recopiló los trabajos publicados por él en el diario El País, entre julio y agosto de 1925. Es, como comentó Mario Parajón al rescatarlo en 1995, "uno de sus libros más entrañables, quizás el más entrañable". Se trata de un paseo por La Habana, armado a través de"una conversación ininterrumpida, entre un viejo procurador, filósofo nato y hombre de gran experiencia de la vida que hace a un joven pasear por la calle Obispo, se deleita en la Plaza de Alvear, y va por San Juan de Dios".La lectura de los títulos de las 59 impresiones que aquí publicamos con el título de Estampas y visiones habaneras, da una idea del abanico temático que en ellas se trata:"Obispo","El Morro","El bodeguerito","Fritas a media noche","Miramar","La morenita presumida","El Vedado","El son","Pregones","Mercaderes","Las aceras y las azoteas","La guagua y el carácter","El cañonazo",o "La china María la O"...Calles, barrios, personajes y costumbres aparecen vistos a través de las pupilas alertas de Luján y del cronista, en lo que constituye un itinerario sentimental de La Habana. A propósito del nombre con que se refiere a ella, Mañach declaró que era un homenaje al hoy olvidado escritor norteamericano Joseph Hergesheimer. Mañach visitó varias veces La Habana e incluso escribió sobre ella un hermoso libro, San Cristóbal de La Habana (1920), que casi un siglo después permanece inédito en nuestro idioma. Para rubor nuestro,
comentó Mañach, quien dejo entrever que acaso le fuera dado a él intentar esa faena que, desafortunadamente, no llegó a realizar.