Suele ocurrir que en nuestros libros e investigaciones hablamos poco de las situaciones cotidianas que influyen de manera decisiva para moldear las preguntas que luego, de manera formal, con proyectos y propuestas, intentamos responder. Es común que lo que enciende nuestra curiosidad no salga propiamente de las reflexiones académicas estructuradas para las que estamos “entrenados”, sino de residuos de otras preguntas, comentarios sueltos que escuchamos en entrevistas o conversaciones, temas recurrentes que aparecen implacables y desordenan lo que tratamos de ordenar, clasificar y categorizar para encontrarle sentido o explicación a lo que investigamos. En muchos sentidos, este libro es el