El pintor José Antolínez se relacionó con personajes influyentes del Madrid diplomático de su tiempo, como queda acreditado al recibir el encargo de retratar al embajador Cornelius Pedersen Lerche con un grupo de amigos y su hija antes de la vuelta definitiva a Dinamarca. El embajador danés en Madrid, Cornelius Pedersen, y su séquito, firmado y fechado en 1662 es único en su tipología en el siglo XVII español. Hemos documentado las primeras pinturas ejecutadas por José Antolínez, a través del primer testamento del que puede considerarse su amigo, colega y mentor, Francisco Bergés en 1652. Agente y mayordomo del embajador de Dinamarca durante dos décadas, fue el muy probable intermediario para el encargo del retrato colectivo del embajador.