En la década de 1950, The Girl in White (1952) se centraba en la biografía de Emily Dunning, la primera mujer que ejerció la medicina en un hospital de Nueva York; en 1955, en No serás un extraño, un ...estudiante de medicina ambicioso y sin recursos -uno de cuyos amigos era interpretado por Frank Sinatra- se casaba para poder costearse los estudios2 y Pasillos de sangre (1958) narraba la situación de la medicina en el siglo XIX, antes del descubrimiento de la anestesia. Ya en el siglo XXI, la película española Planta 43 (2003) contaba la vida de un grupo de niños y jóvenes ingresados en la planta de oncología de un hospital y Al Pacino daba vida al "Doctor Muerte" en No conoces a Jack (2010). Muy especialmente nos viene a la memoria El aceite de la vida/Lorenzo's oil, película en la que la familia Odone libra una terrible batalla contra la adrenoleucodistrofia y en la que el padre (Nick Nolte), interesado en conocer los factores que se encuentran en la raíz de la enfermedad de su hijo, no se deja atrapar por el sufrimiento y, siguiendo un estudio metódico, inteligente e incansable, inicia un auténtico peregrinaje por bibliotecas, salas de conferencias, visitas médicas, laboratorios y simposios9-10.
(266) Para varios de los críticos que han examinado el texto Dancing to Almendra, la excelente traducción al inglés de Edith Grossman, el mayor impacto y punto fuerte de la novela es el retrato de la ...capital cubana, una ciudad traída a la vida por la brillante pluma de Montero: "The city had an imaginary face, more or less its everyday face, with clerks leaving offices, people going into stores, crowded movies, and another hidden face, the face of landings, secret transmissions, homemade bombs, and disfigured corpses on the sidewalks," Montero writes (although these terror crimes were not related to American mobs, but rather to clandestine operations against the Batista regime). Pero es un crimen intemo, una podredumbre que arranca de las entrañas: la sociedad deviene en cuerpo desgastado, enfermo y muerto a partir de un cuerpo gozoso, sano, vivo-de las vedettes dan- zantes a los mafiosos difuntos, de la imagen de Cuba soleada y tropical a la emblematización de una Cuba podrida, al borde del abismo, en vísperas de una transformación radical.8 En conclusión, se puede aventurar que en este thriller, envuelto como está en el seductor misterio y glamour de la Habana prerrevolucionaria y sus nexos con todo tipo de fauna humana y animal, logra tropicalizar la imagen de los sindicatos mafiosos y contribuir a la representación de un mundo que no podía seguir existiendo, de la misma forma en que los Corleones y los Sopranos en la esfera mediática han pintado a la mafia ítaloamericana y judía, los sindicatos de Nueva York, Atlantic City y Las Vegas.9 De manera exótica, con una gama de atracti- vos y a la vez repulsivos personajes que emergen de la historia real y de la ficción, ha recreado Mayra Montero un cuerpo nacional que ya en los cincuenta se batía en estertores decadentes. 8 El cuerpo nacional y el cuerpo de la urbe son prefigurados en la narración por el repugnante cuerpo del hipopótamo, cuyos intestinos de tonos violeta y verde brillan supurantes bajo el sol de La Habana y dan asco al protagonista Joaquín Porrata (Son de almendra, 12-13): "Ijmages of... corporal dismemberment and mutilation have been common metaphors used by Derrida and Kristeva to disarticulate the Enlightenment concept of the rational, stable self' y "to represent an alternative concept of subjectivity in flux" (Anne Goodwyn Jones, "Desire and Dismemberment: Faulkner and the Ideology of Penetration", 131-32, citado en Rivera Torres, 159). Sus estudios han aparecido en numerosas revistas así como en las colecciones Cuban American Literature and Art: Negotiating Identities (2009), The Portable Island: Cubans at Home in the World (2008), Cuba: Idea of a Nation Displaced (2007), Guayaba Sweet: Literatura cubana en Estados Unidos (2003) y Bridges to Cuba/Puentes a Cuba (1995).
Sábete Sancho que la imaginación no es un perfume de mujer como dijo Al Pacino en esa película, es más que esa película, se parece a una mariposa grande de antes del Mundo, tiene cómo decírtelo ...belleza y tristeza como cuando llueve encima del mar y el zumbido es un hilo hilísimo de silencio. Nada entonces de perfume de mujer, el único perfume primordial es el clitoris sagrado que parpadea y gotea fémino y másculo, nupcial y cerebral y por lo visto húmedo y espérmato, trémulo hasta el frenesí, animal contra animal oloroso, ¿Y tú, Sancho, cómo te fue con el placer? Me pierdo, todo anda bien en el universo, hay cosas que pertenecen y otras que no pertenecen, una carreta cargada de heno hasta el tope New York arriba pertenece, un Ferrari a 200 por hora no, ése no, no se le ven los bueyes, esa es mi discusión con el Al Pacino: él cree que basta con un carro veloz y una algo así como piernas largas tetas rítmicas si queréis. ¿Y los duques de la fanfarria, Sancho?