The poet Jerónimo de Cáncer y Velasco is known above all as a come-diographer and “entremesista”, genres in which he made his fame, but occasionally, as he tells us, he found it necessary to beg. From there arose his poetry of patronage, somewhere between the praise or vituperation of people of the courtly circle of Philip IV, and his self-portrait with burlesque overtones. The results of his reception were unequal and in them one can also glimpse the meanness of the aristocracy. His most direct dealings were with Don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, IX Duke of Medina Sidonia, and with his son Gaspar Juan Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, XIV Count of Niebla, to whom he asked for help for the publication of his Obras varias (1651). He maintained a cordial and complimentary relationship with them. His second protector was Don Antonio Alfonso Pimentel, IX Count of Luna, the firstborn of the Count-Duke of Benavente, with whom he seems to have been one of the accountants of his house, but with whom he had a more complicated relationship due to the degree of abandonment to which he was subjected. Unfor-tunately, it has not been possible to confirm these data in the consultations with the archives of the Medina Sidonia Foundation and Nobility El poeta Jerónimo de Cáncer y Velasco es conocido sobre todo como comediógrafo y entremesista, géneros donde labró su fama, pero ocasionalmente, y según él mismo nos cuenta, se vio en la necesidad de pedir. De ahí surge su poesía de mecenazgo, a camino entre el elogio o vituperio de personas del círculo cortesano de Felipe IV, y su autorretrato con tintes burlescos. Los resultados de su acogida fueron desiguales y en ellos se puede vislumbrar también la mezquindad de la aristocracia. Su trato más directo fue con don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, IX duque de Medina Sidonia, y con su hijo don Gaspar Juan Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, XIV conde de Niebla, a los que pedía ayuda para la publicación de sus Obras varias (1651). Con ellos mantiene un trato cordial y elogioso. Su segundo protector fue don Antonio Alfonso Pimentel, IX conde de Luna, primogénito del conde-duque de Benavente, de quien parece fue uno de los contadores de su casa, pero con quien tuvo una relación más complicada por el grado de abandono al que lo tenía sometido. Lamentablemente, no se han podido confirmar estos datos en las consultas a los archivos de la Fundación Medina Sidonia y de Nobleza