Este artículo analiza cómo funcionan el síndrome de Argos, el síndrome de Mercurio y el síndrome de Antígona en las novelas La lesbiana, el oso y el ponqué (2017) de Andrea Salgado, Kentukis (2018) de Samanta Schweblin y Nefando (2016) de Mónica Ojeda. El síndrome de Argos hace alusión al panóptico cibernético en el que vivimos rodeados de pantallas a través de las que miramos a los otros, y los otros nos observan. El síndrome de Mercurio simboliza el momento en el que nuestras relaciones, comunicación y sociabilidad están mediadas por la comercialización. Representa la idea del nomadismo y la movilidad contemporánea, y, además, a Mercurio se le ha relacionado con lo voluble e inestable, por lo que encarna la imagen de una sociedad líquida (Bauman) y globalizada, cuya base es el comercio (material e inmaterial). El síndrome de Antígona evidencia la falta de empatía que sentimos ante el dolor del Otro y cómo este tipo de relación se ha agudizado en la era de las plataformas digitales.