Así, a través de Suetonio, Tácito, Plinio el Joven o Dión Casio, vemos de qué manera la acción edilicia flavia fue percibida, justificada y juzgada ya en su tiempo; destacando también la visión de autores contemporáneos como Marcial o Estado, testigos privilegiados del momento -pese a los problemas de parcialidad inherentes a su cercanía con Domiciano-, El Cap. 3 (pp. 27-86) se centra en la epigrafía como fuente esencial para el conocimiento de la política de obras públicas en el conjunto del imperio, tal y como se volverá a mostrar también en el apéndice-corpus final del trabajo. Sin embargo, y aunque son todas las que están, un catálogo tan ambicioso y amplio como el compendiado aquí por Javier Andreu Pintado adolece de algunas -si bien mínimas- ausencias, como por ejemplo los tres miliarios domicianeos actualmente conocidos en la provincia Lusitania -HEp 14, 2005, 84; HEp 2013, 102 y C1LC 1111124- o la recientemente identificada dedicatoria emeritense a la emperatriz Domicia Longina -ЕЕ IX 64 =AE 2018, 822-.