La gobernanza del comercio mundial está en plena transición y la UE tiene un importante desafío por delante. En ello le va la posibilidad de ser considerada un actor válido y confiable en un escenario internacional crecientemente complejo. Pese a su convicción acerca la bondad del marco multilateral y su sólido apoyo a la OMC, en los últimos años la UE ha venido tejiendo una red cada vez más densa de acuerdos comerciales bilaterales. A diferencia de sus predecesores, estos acuerdos de nueva generación contemplan no solo elementos at the border, sino también elementos beyond the border, en lo que puede interpretarse como una contienda por la hegemonía regulativa en la escala global. Fruto de una larga evolución histórica, las indicaciones geográficas, como instrumento jurídico para la preservación y promoción de determinados productos que por su especificidad merecen un elevado grado de protección en el mercado, gozan hoy de sólidas regulaciones en el mercado único. Además, como consecuencia de lo anterior, y atendiendo a las demandas tanto de productores como de consumidores, la UE ha venido buscando la inclusión de estas regulaciones en los acuerdos comerciales de nueva generación, para extender así su protección en los mercados de sus socios comerciales. En este sentido, el estudio pormenorizado de las indicaciones geográficas en estos acuerdos comerciales ofrece un inmejorable ámbito empírico para comprender mejor, no solo la agencia y la estructura institucional propias de la política comercial de la UE sino, de forma más genérica, comprender el propio sistema político de la UE. Con este objetivo, esta contribución propone un programa de investigación centrado en las indicaciones geográficas comunitarias y su encaje en la política comercial de la UE.